Nihuilco
AtrásUbicado en un punto estratégico con una vista privilegiada al dique El Nihuil, el restaurante Nihuilco se presenta como una opción de bodegón tradicional que promete una experiencia gastronómica casera en medio de un paisaje imponente. Sin embargo, la vivencia de sus comensales parece ser una de extremos, oscilando entre el deleite de una comida memorable y la frustración de un servicio con serias inconsistencias.
La dualidad de la propuesta gastronómica
La cocina de Nihuilco tiene el potencial de brillar, especialmente con sus platos de comida regional. La carne a la masa, una especialidad de la zona de Cuyo que consiste en carne cocida lentamente en su propio jugo dentro de una cubierta de masa, es mencionada por algunos visitantes como una auténtica "delicia". Otros han elogiado el pescado fresco, preparado de una forma que denota esmero y calidad, acompañado de postres clásicos como el flan con dulce de leche que evocan una cocina hogareña y reconfortante. Estos aciertos sugieren que, en sus mejores días, el lugar honra la promesa de un auténtico bodegón argentino.
No obstante, el riesgo de una experiencia decepcionante es considerablemente alto. Múltiples testimonios señalan una marcada inconsistencia en la calidad y disponibilidad de los platos. Un problema recurrente es que una parte significativa de la carta no está disponible, lo que limita las opciones de manera imprevista. Clientes que buscaron probar platos típicos como el cordero o el chivo se encontraron con que no había stock. En una ocasión, el chivo al vino fue descrito como una "sopa", muy lejos de lo esperado, y las papas fritas parecían recalentadas. Incluso la aclamada carne a la masa no está exenta de fallos, ya que un comensal reportó haberla recibido congelada en su interior, un error inaceptable para un plato insignia.
El entorno y el servicio: entre vistas y descuidos
Lo positivo: un escenario inmejorable
El punto más fuerte y consistentemente elogiado de Nihuilco es, sin duda, su ubicación. La vista panorámica al lago es descrita como un "sueño" y es el principal atractivo que convence a los viajeros a detenerse. El ambiente interior es calificado como "hogareño" y cómodo, cumpliendo con la atmósfera que se espera de un bodegón de campo, ideal para una pausa tras recorrer los paisajes de la zona. Las instalaciones, como los baños, han sido encontradas en buenas condiciones por algunos visitantes, lo que suma puntos a la comodidad general.
Lo negativo: problemas de gestión y transparencia
Lamentablemente, la belleza del entorno se ve empañada por serios problemas en el servicio y la gestión. La queja más grave y preocupante es la falta de transparencia en los precios. Un cliente relató una experiencia en la que no se le proporcionó una carta con precios al ordenar, para luego encontrarse con una cuenta que casi duplicaba las tarifas exhibidas cerca de la caja. La explicación de la dueña, indicando que esos precios eran solo para sándwiches, fue percibida como un acto de "viveza criolla" que generó una profunda desconfianza y la decisión de no volver.
Además, la atención puede ser irregular. Mientras algunos la califican de buena, otros se han sentido desatendidos. A esto se suma un limitado surtido de bebidas; para estar en Mendoza, una de las capitales mundiales del vino, ofrecer solo tres opciones de vino es una debilidad notable que desaprovecha el potencial enológico de la región.
¿Vale la pena la visita?
Visitar Nihuilco es, en esencia, una apuesta. Quienes priorizan una vista espectacular por encima de todo y están dispuestos a arriesgarse con la comida y el servicio, pueden encontrar un momento agradable. El lugar parece funcionar como uno de los pocos establecimientos gastronómicos en una zona turística de paso, lo que podría influir en su irregularidad. Sin embargo, para aquellos que buscan una experiencia culinaria garantizada, con platos abundantes y de calidad constante, y un trato transparente, las numerosas críticas negativas son una advertencia importante. La experiencia puede variar desde una comida casera excepcional hasta una decepción costosa, dejando al comensal con la sensación de que el potencial de este bodegón en Mendoza está siendo desaprovechado.