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Toro Negro Parrilla Restaurante

Toro Negro Parrilla Restaurante

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Av. del Circuito, D5701 Potrero de los Funes, San Luis, Argentina
Restaurante
8.4 (56 reseñas)

Ubicado sobre la panorámica Avenida del Circuito en Potrero de los Funes, Toro Negro se presentó como una propuesta gastronómica que buscaba atraer tanto a locales como a turistas con un formato popular y tentador: el tenedor libre. Sin embargo, es fundamental señalar desde el inicio que, según los registros disponibles, este establecimiento se encuentra cerrado de forma permanente. El análisis de su trayectoria, a través de las experiencias compartidas por sus clientes, revela una historia de contrastes, con aciertos notables en su ambientación y un desempeño marcadamente irregular en su cocina y servicio, elementos que definen el éxito o fracaso de cualquier proyecto culinario.

El primer impacto al visitar Toro Negro era, sin duda, positivo. Los comensales coinciden de manera casi unánime en que el lugar era uno de sus puntos más fuertes. Se lo describe como un espacio precioso, amplio, moderno y con una buena iluminación. Esta cuidada puesta en escena generaba una atmósfera prometedora, ideal para reuniones familiares o cenas en grupo, creando una expectativa de calidad que, lamentablemente, no siempre se veía reflejada en la mesa. La inversión en un ambiente agradable es un pilar en los bodegones modernos, y en este aspecto, Toro Negro cumplía con creces.

La Propuesta del Tenedor Libre: Abundancia vs. Calidad

El concepto central del restaurante era una oferta de parrilla y pastas bajo la modalidad "todo lo que puedas comer" por un precio fijo, que rondaba entre los $22.000 y $25.000 pesos argentinos por persona según distintas reseñas. Esta modalidad es un gran atractivo en la gastronomía argentina, pero su éxito depende críticamente de mantener un estándar de calidad constante, un desafío que Toro Negro enfrentó con resultados mixtos.

Entradas y Guarniciones: Un Comienzo Desigual

La experiencia solía comenzar con una entrada que, en ocasiones, era uno de los puntos altos de la noche. Se mencionan empanadas de carne descritas como deliciosas y una entrada que incluía bruschettas y queso, calificada como un espectáculo. Estos detalles iniciales demostraban que la cocina tenía capacidad para crear sabores destacables. No obstante, la mesa de ensaladas, un complemento esencial en cualquier parrilla, fue calificada como "escueta" o algo escasa, sugiriendo que la variedad y la abundancia no eran sus características principales.

Los Platos Principales: El Corazón del Conflicto

Aquí es donde las opiniones se polarizan drásticamente, revelando la gran debilidad del establecimiento. Si bien se promocionaba como una parrilla, la calidad de las carnes a la parrilla fue el foco de las críticas más severas y recurrentes.

  • La Parrilla: Múltiples clientes reportaron experiencias muy negativas. Se habla de carne dura, seca e incluso "incomible". Una crítica particularmente dura detalla cómo, tras quejarse por la dureza de la carne, le ofrecieron un "pedazo de grasa" como solución. Las achuras, un clásico infaltable, también fallaban: chinchulines y chorizos descritos como recalentados varias veces, duros "como una piedra" y secos. Este es un fallo capital para un restaurante cuyo nombre y propuesta giran en torno a la carne asada. Hubo alguna mención positiva aislada, como una porción de chivo que estaba buena, pero la percepción general era de una calidad muy deficiente y de productos que parecían ser "remarcados" o recalentados.
  • Las Pastas: En contraparte, las pastas solían recibir mejores comentarios. Calificadas como "ricas" o "bien", parecían ser una opción más segura. Sin embargo, tampoco estaban exentas de problemas. Un cliente narra haber esperado 30 minutos por una pequeña porción cuando el local estaba concurrido. Otro menciona que un pedido llegó errado debido a una confusión en el freezer. Además, una experiencia con una salsa pesto la describe como excesivamente aceitosa, al punto de que la pasta "nadaba en aceite". Esto demuestra que, aunque mejores que la parrilla, las pastas caseras también sufrían de inconsistencias en su ejecución y servicio.

Servicio, Bebidas y Postres: La Inconsistencia Continúa

El trato del personal también generó opiniones encontradas. Mientras algunos clientes destacaron un "excelente servicio" y la buena predisposición de los mozos para resolver problemas, otros sintieron que, si bien eran amables, no mostraban un interés genuino por la satisfacción del cliente. Esta falta de un estándar de servicio consistente es a menudo un síntoma de problemas de gestión interna.

Un detalle interesante era la presencia de una barra de tragos, descrita como "lindísima", que sumaba potencial al ambiente. Sin embargo, se reportó que en ocasiones el bartender no estaba presente, limitando la oferta de coctelería a lo que el personal de salón pudiera improvisar. Por otro lado, un punto a favor fue la inclusión de shows en vivo, como el de "ADN Folclore", que transformó la cena de algunos comensales en una "noche maravillosa", demostrando que el lugar tenía potencial para ofrecer experiencias completas más allá de la comida.

El final de la comida, el postre, parece haber sido otro punto débil. La oferta era muy limitada, reduciéndose a opciones básicas como flan, budín de pan y duraznos en almíbar. Además, la calidad era cuestionable: un flan con un pronunciado gusto a huevo y una oferta de helado que se había reducido a solo dos sabores disponibles. Esta falta de atención al cierre de la experiencia gastronómica dejaba una última impresión de descuido.

Veredicto Final de un Bodegón que Pudo Ser

Toro Negro | Parrilla Restaurante fue un establecimiento con una dualidad marcada. Por un lado, ofrecía un espacio físico atractivo, moderno y espacioso, un lienzo perfecto para construir un gran restaurante. Por otro, su ejecución culinaria, especialmente en su oferta principal de carnes a la parrilla, era profundamente deficiente e inconsistente. Un lugar que se postula como un bodegón o parrilla no puede permitirse fallar de forma tan reiterada en su producto estrella. Las pastas ofrecían un refugio más seguro, pero no lo suficiente para compensar las graves falencias de la parrilla. Las irregularidades en el servicio y una oferta de postres pobre terminaban de componer un cuadro de potencial no realizado. Su cierre permanente sugiere que la suma de estas debilidades superó a sus fortalezas, dejando el recuerdo de un lugar que era más una promesa que una realidad satisfactoria para la mayoría de sus visitantes.

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